Para el hombre siempre ha existido la necesidad de hablar inefablemente de libertad.
Siempre quise decir cuán necesario es ser sinceros con nosotros mismos y abrir nuestra mente a las maravillas que se encuentran frente a nosotros. Eso que a ti y a mi nos llena de pasión. Por eso estas son mis palabras de hoy...
Me ha entusiasmado observar la cantidad de personas que asumen estilos de vida tan distintos y a la vez tan conectados entre sí. Un comunicador social que busca anunciar las verdades que consigue. Un diseñador gráfico que busca mostrar la verdad que crea. Un economista que intenta explicar la verdad que ha entendido. Un vendedor que quiere ofrecer la mejor de sus verdades, o un publicista que desea dar a conocer las características de su mayor verdad. Y en sí, todos vamos encaminados a anunciar nuestras convicciones.
Ahora bien, el mayor de los problemas para el hombre siempre ha sido el "cubito" en el que encasilla su mente.
Me he conseguido con gente tan emprendedora y tan desconectada de Dios, que en el fondo terminan por elegir la infelicidad. Pero también me he encontrado con gente "espiritualoide", de esas que siempre se hacen ver "conectadísimos" con Dios ante los demás, y sus vidas son un completo desastre pues viven (entre otras cosas) autodesconectados de todo lo demás.
¿Qué es todo lo demás? La información, los acontecimientos, la historia, los hechos más grandes, y hasta los más pequeños. Si bien no toda información en el mundo sirve, toda ella nos hace conocedores del terreno por el que vamos a la conquista.
La mente es como un cuerpo. Es un espíritu que necesita de constante atención y cuidado. La Biblia nos insta a "...renovarnos mediante el espíritu de nuestra mente" (Ef. 4:23). No concibo el encierro de un pensamiento ante la posibilidad de compartir ideas y las dualidades que se hallan en todas las conversaciones.
Que ¿Por qué escribo esto? Porque quiero gritarles que Dios en su creación ha sido multiforme, y nos ha dado características distintas a cada quien. Eso nos hace co-partícipes de un cuerpo maravilloso que pocos quieren explorar y casi ninguno logra entender; la Iglesia (que eres tú y que soy yo).
Dios sabía que con la característica de hacernos creadores, el mundo iba a estar en constante cambio ante miles y millones de innovaciones. Si Dios dijo "no se amolden al mundo actual..." no fue para que rechazáramos todo lo que hay en el, como si fuese todo una creación del diablo. Lo dijo para que mediante un proceso mental de tolerancia y respeto, lográramos conquistar en nuestras vidas aquello que Él mismo nos iría colocando en el camino.
¡Qué triste es conocer a una persona con tanta palabrería y tan poco emprendimiento!
Conocer lo que pasa en tu país y prestar atención a las verdades que grita el mundo, no te hace un "mundano" por excelencia, sino una persona capaz de establecer cualquier tema de conversación y conquistar con la verdad el mundo al que tanto le temen algunos cristianos, y que ha sido el regalo que nos ha dado Dios desde el inicio de todas las cosas.
"No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta" (Romanos 12:2)
