Seguramente te has preguntado por qué si tienes actos de amor para con una persona, esto a veces se vuelve doloroso, se siente como una relación tóxica o autoflagelante, y lo que es peor aún, pareciera que todos lo notaran menos tú. Esto tiene que ver con una ley básica: Siembra y cosecha.
El problema de la siembra no siempre radica en ser un "mal sembrador", en muchas ocasiones somos "buenos sembradores" pero lo malo es la tierra. Si sembramos en “tierra mala” pasarán varias cosas: nos secaremos, nos gastaremos e invertiremos tiempo sin sacar ningún fruto...
¿La solución? Pidamos a Dios discernimiento para poder
detectar la tierra mala y no
invertir ni tiempo, ni talento, ni dinero... Dice la Biblia:
“Toda rama
que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda (limpia)
para que dé más fruto todavía”. (Juan 15:2)
Muchas veces debemos ser como esa rama o planta (vitácea) y sacar de nuestras
vidas personas que (lamentablemente) no son buena tierra... A veces, y sólo a
veces, es necesario ser ¡Radical!